En medio de la incertidumbre que ha generado en el mundo la posible llegada de una recesión global, en el entorno laboral y económico, la transformación digital de las empresas y la digitalización de la sociedad siguen siendo tendencia en las perspectivas del año que apenas comienza, contexto en el que nuestro país aún tiene mucho camino por recorrer, en especial en lo que tiene que ver con el déficit de perfiles digitales para el éxito en el marco de la economía 4.0.
Según Michael Page IT, Digital & eCommerce, a pesar de que Colombia es el cuarto país (después de Chile, México y Argentina) en el que más se gradúan profesionales de carreras relacionadas con tecnología, en 2021 había un déficit de alrededor de 100.000 profesionales IT en el país.
Una realidad que se suma al hecho de que según datos del más reciente Informe Nacional de Competitividad 2022-2023 del Consejo Privado de Competitividad, tan solo el 4,6 por ciento de los adultos tiene habilidades tecnológicas avanzadas y apenas el 34,7 por ciento posee habilidades básicas como “enviar correos electrónicos con archivos adjuntos, copiar o mover un archivo o carpeta y transferir archivos entre un computador y otros dispositivos”.
Para Carolina Chaves, directora de Page Consulting, unidad especializada en proyectos especiales en tecnología de PageGroup, el principal reto de las universidades en este contexto es cumplir con las demandas del mercado a la hora de formar a sus egresados.
“Los profesionales que se gradúan dentro del sistema educativo no cumplen con las expectativas de conocimiento que requieren las compañías en un entorno digital. La educación debe ser puntual y práctica, así el profesional tendrá una serie de conocimientos específicos que podrá implementar rápidamente y, de esta manera, logrará adaptarse más rápido a su rol y ser un talento destacado”, indica Chaves.
Así mismo, la motivación de los jóvenes es clave para incentivar que estos se interesen cada vez más en tener un perfil digital.
“La cantidad de oportunidades laborales, los salarios competitivos, las distintas industrias que ahora ofrecen carreras a profesionales de tecnología, son grandes motivadores para que los futuros talentos decidan elegir una carrera tecnológica. La comunicación aquí es clave para que los jóvenes vean en este ámbito un camino para lograr cumplir sus sueños profesionales”, dice la directiva.
De acuerdo con PageGroup, los rangos salariales de los perfiles digitales recién egresados están entre 2.000.000 y 3.500.000 de pesos. En el caso de los profesionales de desarrollo de software, pueden iniciar su vida laboral desde quinto semestre con un salario entre 3.500.000 y 4.000.000 de pesos.
Por su parte, Carmen Lucía Vargas Mayo, directora de la maestría en Innovación y Tecnologías para la educación de la Universidad El Bosque, considera que es necesario “replantear los modos de estructurar la educación para incorporar prácticas experienciales significativas que acerquen a las comunidades de aprendizaje a nuevos lenguajes, nuevas narrativas y resultados más potentes que solo los disciplinares”.
Vargas Mayo cree también, que uno de los aprendizajes que nos dejó la pandemia es la importancia de las competencias digitales en todas las dimensiones de la formación académica y la incorporación de las personas al mundo laboral, sea el oficio que sea.
Para la Universidad El Bosque, otros de los retos en la formación de perfiles digitales incluyen:
- Replantear los modos de hacer la educación para incorporar prácticas experienciales significativas que acerquen a las comunidades de aprendizaje con nuevos lenguajes, nuevas narrativas y resultados más potentes que solo los disciplinares.
- Romper la idea de la imposición de nuevos modelos educativos producto de la pandemia, para formalizar los perfiles académicos necesarios en un mundo en el que la tecnología acompaña a todos y ha modificado las prácticas humanas en todos los niveles.
“Desde la academia es necesario pensar también en servicios educativos ágiles y en diferentes formatos como una oportunidad para diversificar la oferta de las instituciones, lo que implica agilizar los ritmos al interior de las universidades, ofrecer diferentes posibilidades de certificaciones académicas y flexibilizar los recorridos en los procesos de aprendizaje”, concluye la educadora.