No hay duda de que el elemento principal y más determinante en la calificación de un dispositivo electrónico es su calidad, lo cual engloba diferentes apartados como durabilidad, resistencia, acabados, materiales utilizados, entre otros. OPPO ha entendido la necesidad de fabricar dispositivos que estén cada vez más alineados con los estándares de calidad y que realmente marquen una diferencia frente a los de otras marcas disponibles en el mercado.
OPPO cuenta con un robusto equipo de investigación de desarrollo global que está distribuido en cinco centros alrededor del mundo. La labor que se lleva a cabo allí ha permitido que el desarrollo y la aplicación de los test de calidad a los que se someten todos los dispositivos electrónicos de la compañía sean cada vez más avanzados y estén alineados a las necesidades del usuario final.
Por eso, la marca lleva a cabo 150 pruebas rigurosas en los teléfonos OPPO antes de su lanzamiento comercial para garantizar los más altos niveles de calidad y satisfacción del cliente. Estos ensayos incluyen las certificaciones más recientes de materiales en cumplimiento de calidad y monitoreo de productos de rutina, entre otros.
Estas son algunas de las pruebas extremas desarrolladas por el laboratorio de ingeniería de calidad:
1. Prueba de caída: implica elevar el dispositivo a una cierta altura (hasta 1,8 metros) y luego dejarlo caer libremente sobre una superficie de mármol desde diferentes ángulos. Esto verifica fallas de funcionamiento, grietas en la cubierta exterior y desprendimientos de cualquier componente.
2. Prueba de clic de botón: como las teclas de encendido y volumen se usan con mayor frecuencia, cada botón se toca 100.000 veces y la tecla de huella digital se toca un millón de veces. Esto asegura que las teclas sean cómodas al tacto, funcionales e intactas.
3. Prueba de conexión: los usuarios insertan y extraen el USB con frecuencia para cargar el dispositivo y reproducir música. En este caso, el USB se inserta y retira 10.000 veces, ya sea manualmente desde diferentes ángulos o aplicando diferentes fuerzas de inserción y extracción. Con esto se verifica la vida útil del conector USB y de los auriculares, y se detectan fallas funcionales o mal contacto.
4. Prueba de torsión: un usuario puede torcer el dispositivo en uso y dañarlo. La prueba de torsión se realiza 1.000 veces utilizando un par calculado en función del ancho y la profundidad del dispositivo. Esto comprueba si hay daños estructurales o funcionales. Después, el dispositivo se desmonta para detectar cualquier signo de daño estructural interno.