En 2030, Colombia tendrá la capacidad de generar 37 kilovatios hora (kWh) de energía renovable, solar y eólica, si se tienen en cuenta los proyectos previstos para el final de la década. Así lo reveló un reciente informe de “Global Energy Monitor“. Esta transformación de la matriz energética nacional requerirá de tecnologías de almacenamiento eficientes para garantizar un suministro ininterrumpido, considerando la intermitencia propia de las energías renovables.
El desafío en la materia no es menor, ya que se trata de implementar baterías que permitan contar con mayor disponibilidad de energía, cuando la potencia de cada fuente de generación no sea capaz de suministra los kWh necesarios para mantener un servicio estable, lo que podría afectar al sector empresarial y de servicios del país.
En el caso de la energía solar, por ejemplo, a pesar de conocer la cantidad de horas de sol por época del año, factores como la radiación difusa o inconvenientes climatológicos inesperados inciden en la disponibilidad de energía. Es aquí en donde surge la necesidad de contar con condensadores sincrónicos, que funcionan como tecnologías complementarias que aseguran un suministro estable de energía, en el contexto de una matriz con más fuentes renovables.
¿Cuáles son las tecnologías de almacenamiento disponibles?
Los condensadores sincrónicos son motores que se conectan al principio de la red eléctrica para regular la tensión y potencia en la red. Aunque son equipos complejos de implementar, sirven como generadores rápidos de energía para cubrir fallas de intermitencia. En comparación con las baterías de almacenamiento, tienen la capacidad de inyectar energía mucho más rápido, asegurando disponibilidad inmediata por periodos de tiempo más cortos.
Por su parte, las baterías de almacenamiento logran acumular una mayor cantidad de energía que es liberada a la red por un tiempo prolongado. Generalmente, cuando se ponen en marcha, no es necesario activar los condensadores sincrónicos porque la disponibilidad energética dentro de las baterías es constante.
“Las tecnologías descritas son un complemento para las matrices eléctricas descarbonizadas o con porcentajes elevados de energía renovable, pero la industria carece de proveedores con la experiencia necesaria para su correcta implementación”, explica Ángela Castillo, directora de desarrollo de negocios para Latinoamérica de Black & Veatch.
“Los altos costos de esta clase de proyectos no tienen margen de error, por ello es fundamental tener un equipo especializado en proyectos de energías renovables no convencionales”, añade la ejecutiva.
Para finalizar, Castillo comenta: “el mercado global está avanzando y va por buen camino. El punto a favor de Colombia es que cuenta con excelentes capacidades naturales para alcanzar el objetivo de construir a futuro una matriz energética 100 por ciento limpia. Solo hace falta que la colaboración público-privada esté totalmente alineada y se confíe en las capacidades que, como país, podemos potenciar”.