La creatividad parece no tener límites en el mundo del registro de dominos en internet. Los casos de ciberocupación, generalmente, se relacionan con fraudes para confundir a las personas llevándolas a sitios plagados de publicidad y así obtener algún rédito económico. Pero en este caso, el ingenio de un estafador fue mucho más allá.
Hablamos de Neil Moore, un ciudadano británico que hace unos años fue encontrado culpable de 8 casos de estafas y condenado a prisión. Durante su estadía en la cárcel, Moore comenzó a idear un plan de fuga que dejó en manifiesto la debilidad del sistema informático de la justicia del Reino Unido.
Con la ayuda de un Smartphone que le suministraron de manera ilegal en una de las visitas de sus familiares, Moore registró el dominio hmcts-gsi-gov.org.uk. Con este sitio, el timador apostó al Typosquatting (Ocupación de dominio mediante un error en su escritura) ya que el dominio registrado tenía como objetivo hacerse pasar por hmcts.gsi.gov.uk, el domino que utiliza el ministerio de justicia del Reino Unido para enviar sus correos.
De hecho, Hmcts hace referencia a Her Majesty’s Courts and Tribunals Service(Juzgados y Tribunales al servicio de Su Majestad), una agencia ejecutiva del Ministerio de Justicia del Reino Unido que tiene a cargo la administración penitenciaria de Inglaterra y Gales. En tanto que Gsi es el Servicio General de Informática que garantiza la seguridad de la red por la que se envían los correos electrónicos.
Con el registro de este dominio, Moore creó una casilla de correo electrónico falsa y comenzó a enviarle correos electrónicos al servicio penitenciario con instrucciones para su libertad. Para darle todavía más credibilidad a la situación, el presidiario puso su número de teléfono haciéndose pasar por el detective que estuvo a cargo de la investigación brindándo más detalles del por qué de su liberación.
A los pocos días Neil consiguió su libertad sin despertar ningún tipo de sospecha. De hecho, su fuga recién se conoció a los tres días cuando los abogados de Moore fueron a visitarlo al servicio penitenciario y se encontraron con que no estaba.
Luego de una rápida negociación con sus asesores, el estafador decidió entregarse bajo la condición de que le garanticen mejores medidas de seguridad ya que, en teoría, la decisión de abandonar la cárcel se debió a las constantes amenazas que recibía de sus compañeros de celda.
Nuevamente en prisión y pese a que jueces y fiscales destacaron su inventiva, astucia y creatividad, Moore fue condenado a otros 7 años de prisión y el dominio que se encontraba registrado a su nombre, pasó a manos del Ministerio de Justicia del Reino Unido.