Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad del planeta, pero también con mayor inequidad social. Igualmente es un país que está al borde de tener una gran crisis climática. Esto plantea uno de los retos más importantes en materia de sostenibilidad y en la salud de nuestro ecosistema natural.
Los ecosistemas naturales sustentan todas las formas de vida de la tierra y como administradores de esos recursos es necesario generar un cambio y una transición a energías renovables y más eficientes.
La explotación petrolera, el desmedido uso de gas y carbón, al igual que los grandes índices de emisiones que generan industrias como la ganadera y el sector agricultor, son elementos que invitan a propiciar cambios en el sector productivo. Se trata de direccionamientos con los que se puede consolidar una economía más sostenible que supla las necesidades de las personas y no afecte la biodiversidad del país.
“Normalmente pensamos que el cambio climático se refleja principalmente en temperaturas elevadas y aumento de los niveles de los océanos. Pero en Colombia la realidad es otra, con un aumento de lluvias, lo que provocará derrumbes en zonas montañosas. Esta situación dificulta el transporte y la logística, afectando a la sociedad en muchos ámbitos, como el desabastecimiento de alimentos en las grandes ciudades, por ejemplo”, comenta Sandra Vilardy, profesora de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes y directora de Parques Cómo Vamos.
Es necesario equilibrar las prioridades sociales, económicas, industriales y políticas para generar un desarrollo sustentable. Colombia ha avanzado en algunos aspectos sostenibles, pero se requieren acciones inmediatas, ante una eventual crisis climática y de recursos naturales, las cuales pueden ser generadores de más inequidad, de mayores problemáticas sociales y dificultades económicas.
“Se aproxima la tercera década del siglo 21, que impone una transición y adaptación climática, coyuntura a la que tanto la industria como la sociedad se deben adaptar para generar bienestar y garantizar la conservación de la biodiversidad. Pocas veces nos damos cuenta de que somos muy frágiles frente a la crisis climática y la dependencia que tenemos de los recursos. Pero un cambio no lo podemos hacer solos. Es importante generar políticas públicas articuladas con las necesidades sociales y de la industria para poder enfrentar, en cohesión, la crisis que tenemos que enfrentar”, comenta Vilardy.
Sin duda, la sostenibilidad va de la mano con la eficiencia energética y el uso de energías renovables. Colombia es un país que tiene grandes oportunidades para poder diversificar su matriz energética. Paulatinamente, el país se ha consolidado como un referente en la generación de hidroelectricidad, consolidándose de esta manera como una nación que genera pocas emisiones de gases invernadero.
El utilizar el viento, las mareas del océano y otras energías renovables ayudarán a Colombia a diversificar sus fuentes de energía. “Aunque hemos avanzado en la energía eólica, necesitamos aumentar esta transición energética y acelerarla. El primer paso es darnos cuenta de la dependencia del petróleo, y tomar medidas oportunas para mitigar paulatinamente su uso con alternativas de electrificación”, concluye Vilardy.
Frente a este panorama, el país deberá incrementar las inversiones destinadas al desarrollo de modelos de generación alternativos, no convencionales. Un elemento que resulta vital para enfrentar la crisis climática y articular las industrias y los gobiernos en una economía regenerativa.