La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), publica anualmente el Índice Mundial de Innovación o Global Innovation Index (GII), un trabajo mancomunado entre la OMPI y especialistas de diferentes instituciones tanto públicas como privadas que busca evaluar desde un punto de vista analítico y académico los avances que tienen los países en relación con la innovación y al desarrollo tecnológico.
Vale la pena aclarar que la OMPI es un organismo de la Organización de Naciones Unidas cuyo objetivo es la creación de un Sistema Internacional de Propiedad Intelectual armónico, equilibrado y eficaz, que permita el fomento de la innovación y la creatividad en beneficio de todos.
Lo que permite entender este reporte es cómo están posicionados los países dependiendo de su economía, cuáles son los puntos fuertes y débiles en materia de innovación, y cuáles son los sectores tecnológicos que están liderando los procesos de la innovación en cada uno de los países estudiados.
Entonces, se puede entender de manera más clara, con el crecimiento exponencial de los sectores farmacéutico y biotecnológico en los años 90, llevando a un elevado registro de patentes sobre desarrollos relacionados con genes y kits de diagnóstico basados en secuenciación de ADN.
Del mismo modo, en 2010, crece fuertemente la industria automotriz con nuevas tecnologías, y se registran patentes en sensores de movimientos, y otro tipo de sistemas de navegación que se pueden ver reflejados en vehículos de nueva generación como los fabricados por Tesla. De igual forma, con la llegada del Covid-19, volvió el crecimiento de patentes en temas de farmacéuticos, biotecnología y tecnología médica.
Uno de los puntos clave del reporte es la particularidad del comportamiento de la inversión en innovación y desarrollo: habitualmente, en momentos de crisis económica, la inversión decrece dramáticamente ya que el presupuesto se restringe y otras prioridades surgen ante la falta de liquidez. Sin embargo, en la crisis derivada de la llegada del Covid-19 vemos que se mantiene la inversión en innovación y desarrollo y, en paralelo, el registro de patentes en el sector farmacéutico crece.
Pero ¿por qué existen unos indicadores globales de innovación? y ¿por qué es importante la propiedad intelectual en éstos? Las sociedades que invierten en temas de innovación y desarrollo y que a su vez protegen nuevos avances tecnológicos van a tener un adelanto competitivo y tecnológico que se verá reflejado en su progreso social y cultural. Lo anterior permitirá tener acceso a mejores tecnologías, a mejores condiciones de salud y a mejores condiciones medio ambientales, entre otras.
Este año, entre las 132 economías que estudia la OMPI, Colombia se ubicó en la segunda mitad del ranking con la posición número 67, subiendo un puesto a comparación del año 2020. Sin embargo, a nivel mundial, se observa la tendencia de que los países que siguen punteando el ranking, son tradicionalmente los europeos junto a Estados Unidos. La posición de Colombia, no es del todo satisfactoria, ya que no alcanza a entrar en el top 50; no obstante, con respecto al reporte, es interesante ver que hubo participación de varios colombianos en su construcción, entre ellos Ecopetrol y la Universidad de Los Andes.
A nivel regional, Colombia se cuenta dentro de los principales países innovadores, ubicándose en la sexta posición, siendo los punteros Chile, Brasil y México. Colombia está en una posición parecida a Perú, pero liderando la región Andina. Esto demuestra que se requiere más apoyo del gobierno para la correcta asignación de recursos relacionados con ciencia e investigación.
De igual manera, se deben fortalecer transferencias tecnológicas entre diferentes instituciones, lo cual viene dando en una gran medida en nuestro país con el apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y a partir de centros publico privados, pero con un amplio espectro aún pendiente de cubrimiento, sobre todo en las regiones rurales del país.
Finalmente, con vistas a los índices de los años por venir, Colombia podría fijarse como objetivo posicionarse dentro de los primeros 50 países en el ranking de innovación, el cual es un objetivo viable si se fomenta la investigación en ciencias básicas, se invierte en más adecuaciones en procesos de financiación y créditos para emprendimientos y se le apuesta al desarrollo biotecnológico basado en la utilización de recursos genéticos y de material biológico, aprovechando la gran biodiversidad colombiana.
Sería interesante, apostarle al desarrollarlo de la agroindustria local, aprovechando también conocimientos tradicionales y nuestra amplia diversidad en plantas con propiedades terapéuticas como el cannabis o el sacha inchi.