Muchos colombianos desean hacer realidad el sueño de tener casa propia, pero la economía colombiana se encuentra en una fase de recuperación tras la caída del Producto Interno Bruto (PIB) que se registró en 2020 debido a la pandemia por la Covid-19. Según el DANE, aunque la inflación de abril bajó cinco puntos porcentuales, ubicándose en 12,8 por ciento, aún sigue por encima de la meta del 3 por ciento del Banco de la República.
En este contexto de alta inflación y elevadas tasas de interés, Alba Zulay Cárdenas Escobar, profesora de tiempo completo y directora de la Maestría en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), explica cuál es la opción adecuada de financiamiento para comprar casa.
¿Crédito hipotecario o leasing habitacional?
Cárdenas Escobar explica que “el crédito hipotecario consiste en un préstamo que se utiliza para adquirir un bien inmueble, que se paga en cuotas periódicas mensuales donde el comprador se convierte en propietario de la vivienda desde el momento de la compra”.
Este tipo de préstamo está pensado para las personas que están seguras de querer quedarse con el inmueble y es ideal para quienes tengan un ahorro correspondiente al 30 por ciento de la vivienda que desea comprar y financia hasta el 70 por ciento de su valor.
Además, está diseñado para personas que necesitan pagar cuotas bajas, ya que este crédito se puede saldar hasta en un plazo de treinta años. El préstamo puede ser utilizado para financiar viviendas de interés prioritario (VIP) o de interés social (VIS), e incluso, otro tipo de inmuebles a tasa fija o indexada a la Unidad de Valor Real (UVR), cuyo cálculo está ligado a la inflación, lo que en estos tiempos merece un análisis cuidadoso.
Por otra parte, la experta señala que “el leasing habitacional funciona como un contrato de arrendamiento con opción de compra en el que el arrendatario (comprador) paga una cuota mensual por el uso del bien inmueble durante un período determinado. Al final de dicho plazo (entre cinco y veinte años), este puede ejercer la opción de adquirir el bien a un precio previamente acordado, cederlo a otra persona o dejarlo al banco”.
En esencia, es recomendable para quienes no cuentan con recursos adicionales para el pago de impuestos, ya que las cuotas periódicas mensuales se pueden deducir de los impuestos a la renta. Como en esta modalidad el inmueble es propiedad de la entidad financiera hasta terminar el contrato, no forma parte del patrimonio de la persona y por ende tampoco se debe incluir en la declaración de renta.
La experta explica que “en tiempos de altas tasas de interés, en lugar de endeudarse lo mejor es pagar las deudas existentes y bajar pasivos”, sin embargo, también señala que la decisión de adquirir un crédito para comprar una vivienda depende de la situación financiera de cada persona y debe basarse en varios factores:
- Evaluación de necesidades. Es importante que se evalúen las necesidades y preferencias, por ejemplo, el leasing habitacional puede ser una buena opción si se busca una mayor flexibilidad en el pago de las cuotas periódicas, mientras que el crédito hipotecario puede ser una mejor elección si lo que se busca es una tasa de interés fija y plazos de pago más largos.
- Comparación de ofertas. Es recomendable que se comparen las condiciones de las diferentes ofertas de leasing habitacional y crédito hipotecario que ofrecen las entidades financieras como las tasas de interés, los plazos de pago, el sistema de amortización que determina si las cuotas periódicas son fijas o variables (indexadas al comportamiento de la inflación) y otros costos asociados para determinar cuál opción es la más conveniente.
- Información sobre los requisitos. Para acceder a un leasing habitacional o un crédito hipotecario, es necesario cumplir con ciertos requisitos financieros y crediticios. Es clave informarse acerca de los requerimientos de cada entidad financiera y asegurarse de cumplir con ellos antes de solicitar un préstamo. Además, hay que considerar el costo total, más allá del monto de la cuota (abono a capital más intereses) y otros conceptos como seguros, comisiones y gastos de notaría, entre otros.