La globalización fue uno de los conceptos que tomaron una mayor relevancia en el siglo 20. Luego de dos décadas del inicio de este nuevo siglo, continuamos haciendo frente a nuevas crisis: una pandemia global, un cambio climático acelerado, desastres naturales más impactantes y frecuentes, tensiones geopolíticas, innovación tecnológica, nuevos comportamientos de los consumidores y, más recientemente, una constante alza de los valores de la energía y las materias primas.
Son situaciones que invitan a cuestionar el futuro de la globalización. Igualmente, son elementos que han instado a empresas de todos los sectores a replantear su estrategia de manejo de cadena de suministro.
La transformación de la cadena de suministro no se ha dado de forma reciente. Huelgas, sanciones y otros factores han sido elementos que han impactado el flujo comercial por décadas. Sin embargo, la realidad es diferente. La globalización y la tecnología han hecho que el mundo esté más interconectado que nunca.
Los eventos que se generan en una parte del mundo, pueden tener un efecto inmediato en otras latitudes en solo horas de haber sucedido. Así que ahora, cuando golpean las crisis, los gerentes de la cadena de suministro deberán controlar múltiples incendios en diferentes frentes.
Sin embargo, por el manejo que se le está dando a las crisis, los responsables y gerentes en cadena de valor deberán contemplar una respuesta a largo plazo y con la que se puedan resolver situaciones que dibujen un panorama cada vez más impredecible.
Reformar las cadenas de suministro: más cortas y regionales
Una de las principales conclusiones de una encuesta de McKinsey dada a conocer en 2020, en la que se incluye la opinión de altos ejecutivos responsables de la cadena de suministro, es que mejorar la flexibilidad, la agilidad y la resiliencia se convierte en un factor prioritario.
El año anterior, los encuestados tenían una idea más clara de cómo lograrlo: el 90 por ciento manifestó que esperaba conseguir algún nivel de regionalización durante los próximos tres años.
Vemos esta misma tendencia en las conversaciones que tenemos con socios comerciales: muchos están avanzando hacia la regionalización.
Hay lógica en su pensamiento. Nearshoring o reshoring, es decir, fabricar, ensamblar y distribuir más cerca de donde se venderán los productos, ayuda a las empresas a mejorar la forma en que los atiende a sus clientes.
El nearshoring también significa que las empresas están en la necesidad de establecer nuevos ecosistemas, como elemento que garantiza una mayor sintonía con proveedores y socios, para el manejo de materias primas, piezas, transporte y ensamblaje final.
Eso facilita el intercambio de conocimientos, experiencia y colaboración, lo que a su vez lleva a las empresas innovar y adaptarse con mayor rapidez a las necesidades de los clientes y a las tendencias de la industria.
Reestructuración de las cadenas de suministro: equilibrio entre lo global y lo local
Las cadenas de suministro locales son susceptibles de grandes vulnerabilidades. Esto, debido a que están más expuestas a interrupciones que pueden surgir localmente. Frente a esto, los gerentes deberán haber establecido planes de contingencia que permitan seleccionar o dar continuidad a la fabricación en otro lugar si es necesario.
La estandarización global de los procesos y la producción proporciona la columna vertebral necesaria, mejorando la capacidad de recuperación general. Y siempre habrá un porcentaje del suministro global: ciertas materias primas como plásticos y componentes electrónicos, incluidos los semiconductores, por ejemplo.
En otras palabras, la resiliencia de la cadena de suministro no se trata de ser global o local, sino de buscar un equilibrio que aproveche los beneficios y mitigue los riesgos de ambos.
Esto es, en esencia, lo que hacemos en Schneider Electric. Nuestro modelo “glocal” (global y local) ha estado vigente durante muchos años, incluso desde mucho antes de las interrupciones causadas por la pandemia y el reciente aumento en el precio de la energía.
Hemos estructurado nuestras operaciones en cuatro centros estratégicos: Europa, China, Estados Unidos e India. Cada uno es responsable de las especificaciones de sus productos, investigación y desarrollo, fabricación, distribución y proveedores. Esto nos da una mayor agilidad para responder a las necesidades de los clientes y las tendencias del mercado.
Al mismo tiempo, trabajar con proveedores locales brinda nuevas formas de pensar, habilidades y experiencia. Esto nos ayuda a acelerar la innovación y llevar las ideas locales al resto del mundo.
Reformar las cadenas de suministro: enfoque de la sostenibilidad
Las cadenas de suministro más cortas tienen un impacto menor en el medio ambiente mundial.
Las cadenas de suministro de las empresas de consumo generan más del 80 por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Por su parte, más del 90 por ciento de ellas tiene un gran impacto en el planeta, el agua, la biodiversidad y los recursos geológicos. Esto, según McKinsey.
Ante esta realidad, los líderes empresariales y de la cadena de suministro están frente al gran reto de mitigar este impacto. El nearshoring y las cadenas de suministro más cortas son una manera efectiva de hacerlo. Las tecnologías digitales para la gestión y eficiencia de la energía y los recursos son otra. Instar a los proveedores y socios a tomar alternativas verdes, es la tercera y probablemente la más efectiva.
Esto se puede alcanzar mediante el desarrollo de energías verdes, modificando los empaques o dando una segunda vida a los productos. Hay muchas maneras en que las las empresas pueden y deben actuar.
Existe mucha retórica acerca del fin de la globalización. La realidad, sin embargo, es mucho más matizada. Una mayor agilidad y resiliencia en las cadenas de suministro no es un caso de blanco o negro o de local versus global. En cambio, se trata de lograr un equilibrio entre los dos, ahora y en el futuro.