El ‘Día mundial por la reducción de emisiones de CO2’. que se celebra el 28 de enero, es una oportunidad para reflexionar acerca de los desafíos y los avances en la lucha contra el cambio climático.
Las empresas que lideran la descarbonización no solo están marcando la pauta para un futuro sostenible, sino que también están inspirando a otras a unirse a la causa. Un ejemplo de esto fue la reciente COP28, un escenario para la socialización de avances que ha tenido la acción colectiva y la implementación de estrategias efectivas que están llevando a cabo los países para impulsar una transición energética más rápida y eficiente.
Según el World Energy Outlook 2023, la humanidad se encuentra a tan solo 0,3°C de superar los objetivos preindustriales, resaltando la necesidad crítica de acelerar la transición energética.
En medio de este panorama desafiante, destacan un creciente número de empresas que está adoptando medidas audaces para reducir su huella de carbono. Pero ¿qué tan efectivas son estas iniciativas cuando se trata de abordar las emisiones corporativas de manera integral?
Las emisiones más evidentes y manejables son las clasificadas como Alcance 1 y 2, aquellas generadas directa o indirectamente por las operaciones internas de una empresa, como el consumo de energía y la flota de vehículos, aunque la verdadera magnitud de las emisiones corporativas, que es más del 70 por ciento, según el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, proviene de la cadena de valor, denominada Alcance 3.
Esas emisiones se originan en actividades upstream y downstream, abarcando bienes y servicios de proveedores, entrega y uso de productos, así como la disposición de productos al final de su vida útil.
Sin embargo, en el caso específico de los centros de datos, la evaluación de estas emisiones se complica. Esto se atribuye en parte al elevado consumo de energía de estos centros, mayormente categorizado como Alcance 2.
La complejidad radica en que, si la energía utilizada por un centro de datos tiene una alta intensidad de carbono, entonces el Alcance 3 constituirá un porcentaje menor de la huella total de carbono, y viceversa. Y si bien el cálculo de Alcance 2 es más accesible, convertir la huella de carbono total a lo largo de la vida útil de un centro de datos sigue siendo un enigma.
Aunque la divulgación de las emisiones de Alcance 3 aún no es obligatoria, es probable que lo sea en el corto y medio plazo, haciendo imperativo que los operadores de centros de datos comprendan los elementos clave que generan este tipo de emisiones.
“La comprensión de las emisiones de Alcance 3 emerge como un paso crucial para que los operadores de centros de datos prioricen los esfuerzos de reducción de carbono y alcancen sus objetivos de sostenibilidad medioambiental. El Alcance 3 se posiciona como el próximo desafío en los indicadores clave de rendimiento para el sector de los centros de datos”, explicó Lina Bernal, directora de Secure Power para el Clúster Andino de Schneider Electric.
Cuantificar y reportar el Alcance 3 representa un reto importante para los operadores de centros de datos. Esto se debe principalmente a la falta de tres recursos:
- Datos fiables de los proveedores.
- Herramientas cuantitativas.
- Una metodología de cuantificación y reporte.
Schneider Electric no solo aborda las emisiones de Alcance 3, sino que también lidera iniciativas para reducir las emisiones derivadas del uso de sus productos a lo largo de su vida útil. Así, ha desarrollado la Data Center Lifecycle CO2e Calculator, calculadora que tiene la capacidad de estimar la huella de carbono que emiten los centros de datos a lo largo de todo su ciclo de vida.
Los centros de datos del futuro deben seguir cuatro direcciones cruciales para lograr los objetivos de descarbonización: sostenibilidad, eficiencia, adaptabilidad y resiliencia. En términos de sostenibilidad, estos centros deben satisfacer las demandas comerciales de manera responsable, asegurando un equilibrio entre el crecimiento económico y la preservación del medio ambiente.