Los objetivos internacionales de carbono neutralidad para 2050 han desincentivado la generación eléctrica convencional y han volcado todos los esfuerzos de los gobiernos, empresas privadas y sociedad en general, al estímulo permanente y reconocido de las energías renovables no convencionales.
De acuerdo con datos aportados por la CEPAL y la Cooperación Alemana, minerales el cobre, el níquel, el litio, el cobalto, el molibdeno, el aluminio y los denominados tierras raras, extraídos de más de 180 tipos de minerales, son necesarios para la construcción de plantas de energía solar, eólica, termoeléctrica a gas, hidroeléctrica, geotérmica y biomasa a escalamundial.
“Estos minerales se han convertido en los denominados future-facing commodities, o materias primas orientadas al futuro, cada vez más apetecidos por inversionistas y traders de commodities por su rareza y el incremento de su demanda a nivel internacional. Solo el litio incrementó su precio promedio de hasta un 800 por ciento en 2022, convirtiéndolo, junto con otros, en el evidente futuro de la minería”, afirma Daniela Vergel, socia del área de Energía & Cambio Climático en el sector de Minería de CMS Rodríguez-Azuero.
En 2020, el Banco Mundial estimó que se requerirán más de 3.000 millones de toneladas de minerales y metales para la implementación de la energía eólica, solar y geotérmica, así como el almacenamiento de energía, para lograr una reducción de la temperatura por debajo de los 2°C en el futuro.
Latinoamérica es, precisamente, la región crucial para lograr satisfacer la demanda de estos minerales y metales de la transición energética, no solo por sus volúmenes actuales de producción, sino también por su cuota en el total de reservas mundiales de cobre, litio y níquel, presentes en Chile, Perú, México, Colombia, Argentina, Brasil y Ecuador.
Al respecto, vale la pena recordar que en 2021 la Agencia Nacional de Minería (ANM) lanzó la “Ronda de Cobre”, con el propósito de promocionar ciertas áreas en las cuales se ha identificado potencial para la explotación de mineral de cobre y sus concentrados.
“Si bien la participación de las empresas fue modesta, la estrategia implementada en su momento por la ANM fue un paso en la dirección correcta por, al menos, tres razones: la necesidad de diversificación de la canasta minera; el aumento mundial de la demanda de cobre; y la oportunidad derivada de la situación de los productores tradicionales en la región”, indica Álvaro Josué Yáñez, socio del área de Energía & Cambio Climático de CMS Rodríguez-Azuero.
Los estudios apuntan a un crecimiento exponencial de la demanda de cobre en el mundo motivada, en buena parte, por su utilización en nuevas tecnologías, particularmente en la transición energética. Gracias a sus propiedades en la conducción de calor y de electricidad, el cobre ha visto incrementada su demanda de manera sustancial, en particular en proyectos de energías renovables fotovoltaica y eólica, encontrándose la oferta por debajo de la demanda actual, y muy lejos de la demanda proyectada.
Según las más recientes estimaciones, el mercado mundial del cobre podría presentar un déficit de entre 1,5 y 9,9 millones de toneladas. En lo relacionado con la demanda del mineral para proyectos fotovoltaicos, se espera que esta se duplique a 2030 y se triplique para 2050. Si se considera la demanda proveniente de los parques eólicos marinos, cuya necesidad del mineral para 2050 podría incrementar en más de 600 por ciento, las preocupaciones de desabastecimiento de cobre son más que reales.
En lo que respecta al litio, Latinoamérica concentra dos terceras partes de las reservas globales estimadas de este mineral esencial. Y, en relación con los minerales denominados tierras raras, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia encontraron en 2019 que sus concentraciones en carbones extraidos localmente son superiores a los promedios mundiales, cuya demanda es, incluso, mayor que la de otros metales por su rareza.
Además, ese hallazgo implicaría otorgar un nuevo uso a la minería de carbón, con importantes impactos sociales que les traería a los cientos de familias que dependen de dicha práctica para su subsistencia.
“Es necesario entonces que los gobiernos latinoamericanos incluyan dentro de su agenda esta oportunidad única de ser parte activa de la transición energética, enfocarse en la promoción de inversión extranjera interesada en explorar y extraer estos minerales y metales claves para lograr las metas de carbono neutralidad a nivel mundial”, concluye Daniela Vergel.