El programa “Mojana, clima y vida”, liderado por el Fondo Adaptación, junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y financiado por el Fondo Verde del Clima, apoyó la restauración de 1.512 hectáreas de humedales en La Mojana, al norte de Colombia, con la siembra de 90.809 plantas de especies nativas.
La intervención benefició a los habitantes de los municipios de Majagual, Guaranda y Achí, convirtiéndose en una solución basada en la naturaleza para reducir su vulnerabilidad a las condiciones climáticas cambiantes en el territorio.
“Cuidar los humedales es muy importante porque nosotros y los animales dependemos de ellos. El objetivo de este trabajo es restaurar la fauna y la flora que ya casi ni vemos y que necesitamos para vivir, para nuestra salud y para mantener el agua”, afirma Dairo Berdugo, promotor de la comunidad El Limón, en Majagual, Sucre.
Los humedales son ecosistemas que contribuyen a la conservación de la biodiversidad y al agua dulce, la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus impactos, y son clave en la economía del mundo. Sin embargo, casi el 90 por ciento de ellos se ha degradado desde el siglo 18 y su velocidad de pérdida ha sido tres veces mayor que la de los bosques. En el caso de La Mojana, solo se conserva el 10 por ciento del área natural de vegetación ribereña y de ronda de humedales de su extensión original.
“El programa ‘Mojana, clima y vida’ tiene como objetivo la restauración de 40.000 hectáreas de humedales. Recuperar los zapales, la vegetación ribereña perdida, así como la dinámica de sus aguas, garantizaría los bienes y servicios ambientales de los que dependen las comunidades y devolvería a los humedales su función de amortiguación para los excesos de agua, controlando naturalmente las inundaciones y ayudando a disminuir y retrasar la aparición de sequías”, afirma Diana Isabel Diaz, coordinadora de esta iniciativa.
Gracias al programa, las comunidades de La Mojana podrán comprender, con mayor facilidad, los cambios presentados en su región e implementar medidas para adaptarse y enfrentar los impactos de fenómenos climáticos, cada vez más extremos. Las medidas de adaptación implementadas han generado procesos de asociatividad en la comunidad, mejorando su calidad de vida y la salud de los ecosistemas en los que habitan.