La computación cuántica ya no es un concepto futurista. El mundo ha entrado en la “Década cuántica”, una era en la que las empresas comienzan a ver el valor comercial de la computación cuántica. Los adelantos sin precedentes en hardware, desarrollo software y servicios de este año validan el impulso de la tecnología y crean un ecosistema que allana el camino para nuevos avances en 2022, y que ayuda a preparar al mercado para la eventual adopción de esta tecnología revolucionaria.
La investigación básica, junto con el desarrollo de aplicaciones, es la forma en que la industria desbloqueará todo el potencial de la computación cuántica. Los líderes empresariales y tecnológicos necesitan prepararse ahora o corren el riesgo de quedarse rezagados. Y esto incluye entrenar a sus equipos (desarrolladores, investigadores, expertos en diferentes campos y también futuros profesionales) con las habilidades y el conocimiento para explorar el potencial de los sistemas cuánticos para resolver problemas inabordables para la computación clásica.
Este año, por ejemplo, vimos algunos casos de uso donde las empresas pueden poner a trabajar la computación cuántica. Para explorar la reducción de las emisiones de carbono, bp incorporó la computación cuántica en su flujo de trabajo, mientras que Goldman Sachs implementó algoritmos que exploran modelos de precios sofisticados. Y con la llegada de IBM Quantum Accelerator, cuyo objetivo es ayudar a las empresas en el comienzo de su camino cuántico, esperamos crear una red aún más amplia.
América Latina tiene el potencial y el talento para aprovechar el progreso que estamos experimentando en esta “Década cuántica”. La región cuenta con sólidos ecosistemas de innovación, formados por empresas, la academia, centros de investigación y startups que colaboran y trabajan juntos para acelerar el desarrollo de nuevas aplicaciones de la computación cuántica para la ciencia y los negocios. Esto podría conducirnos al descubrimiento de materiales más sostenibles y la creación de la próxima generación de soluciones energéticas, análisis de riesgos en servicios financieros e incluso aumentar la capacidad de la Inteligencia Artificial (IA), entre otros. Nuestra visión es un futuro en el que más industrias en América Latina puedan escalar las oportunidades de la computación cuántica.
Para apoyar esta visión hemos trabajado en los componentes básicos de la cuántica por décadas, y el progreso de este año nos permitió publicar por primera vez un roadmap que nos conduce hacia los procesadores de más de un millón de bits cuánticos. Recientemente anunciamos nuestro nuevo procesador cuántico “Eagle” de 127 cúbits, que nos lleva más allá del espacio que puede ser simulado de manera confiable por una computadoras clásicas y permitirá a los investigadores del mundo académico y de la industria examinar un territorio computacional inexplorado. Y hay más en camino, como nuestro próximo procesador IBM Quantum Osprey de 433 cúbits, planeado para 2022, y nuestro procesador IBM Quantum Condor de 1.121 cúbits, a fines de 2023.
¿Qué nos depara el 2022? No hay duda de que habrá más progresos en hardware y software. Sencillamente hay demasiada capacidad intelectual e impulso en el trabajo de toda la industria y las instituciones de investigación científica, como para que la tecnología no avance más.
Pero lo que realmente me emociona es lo que todavía no sé. ¿Cómo implementarán los gobiernos la computación cuántica como parte de sus estrategias de crecimiento económico? ¿Qué casos de uso novedosos descubrirán y pondrán en práctica los investigadores? Porque, no se equivoquen, la computación cuántica es un paradigma completamente nuevo y nadie puede comprender todo lo que puede hacer.
Una cosa que sí sé es que el final de la “Década cuántica” no se parecerá en nada al comienzo. Trabajaremos con procesadores cuánticos con miles de cúbits; tendremos toda una fuerza laboral con años de experiencia en cuántica y las empresas habrán visto el resultado de la computación cuántica. Cualquier líder tecnológico que no esté incorporando activamente la tecnología cuántica en sus planes corre el riesgo de quedarse rezagado.