Porque empezar, nos cuesta tanto.
Las primeras palabras son una pesadilla, escribes y borras una y otra y otra y otra vez.
Esa sopa de letras en tu cabeza, está lista para recorrer tus venas, llegar a tus manos y hacer la sinfonía perfecta; pero, escribir, no es fácil. Primero no se te ocurre nada, luego tienes todas estas ideas echas parrafitos sin sentido y al final uno no queda convencido al 100% con lo que hizo, a menos claro que el editor en jefe diga que ha sido de lo mejor.
No se sabe qué es peor con la tarea encomendada; algo del momento, la última moda, un nuevo programa, el último dispositivo electrónico que nos hace la vida más fácil o el muy famosísimo y apetecido, tema libre. El tema libre es de esas cosas que nos encantan en primera instancia y cuando llegas a la hoja en blanco hasta ahí te llegó lo genio, lo valiente, pierdes la magia y muchas veces el talento.
Pero una vez escribes la primera frase que por fin te convence, todo fluye como la mantequilla sobre el pan caliente y sí, suerte que sea en el primer intento. Son el trío perfecto, las teclas, la pantalla y tus manos. Ahora, el creativo nunca duerme, yo puedo dar fe de eso, he despertado a las 2 o 4 de la mañana porque alguna idea llegó a mí y me levanto a hacer mis pequeñas anotaciones o desde la cama guardo borradores en mi celular, tengo un montón.
Conozco muchos diseñadores gráficos y me pregunto si al igual que nosotros los periodistas sufren del mismo mal o acaso, ¿aplica para cualquier profesión? Y no seamos ingenuos, no hay una guía para ello, no hay una metodología exacta, cuando fluyen los textos y las ideas, se van solitos, a no ser claro que usted quiera googlearlo, allí aparecen un sinfín de enlaces para volverse un redactor senior o terminar siendo un nobel de literatura y/o bestseller.
Todos tienen técnicas diferentes, a mí, por ejemplo, me funciona la música y a más de uno creo que también, pasando por todos los géneros, desde la clásica hasta el rock, el pop o la electrónica; yo tengo épocas musicales, en esto momento escucho Arctic Monkeys (se los recomiendo). Se pueden pasar mil horas en el ciberespacio sin que nada llegue, sin que nada pase; entras a youtube, tarareas canciones (yo canto en voz alta, me creo Rocío Durcal), revisas facebook, twitter, chateas un rato, descargas una película, miras fotos sin parar, dibujas, escribes frases sueltas en un papelito, retomas el capítulo 16 de la última temporada de The Walking Dead, cualquier cantidad de cosas y… Nada.
Hasta que por fin. Perdimos una vida, ganamos una batalla, se murieron unas cuantas neuronas, nos comimos las uñas, se detuvo el tiempo, salió el sol, dejamos de jugar, la música al fin surgió efecto (yo escuchaba Still Life de The Horrors, cuando esto sucedió), aquí está, el resultado final. Yo admito que demoré 5 días pensando mi genial idea para el tema libre; sí, me distraje en otras cosas, tomé tiempo para resolver otras, pasé noches en vela porque no se me ocurría nada y eso que yo no tenía fecha límite de entrega, es de lo peor, porque aunque no lo admitamos nos encanta el trabajo bajo presión.
Ahora, no crea que todo es color de rosa, si empezar le tomó tiempo y esfuerzo, terminar le va costar la vida; sí todo muy bonito, se extendió, logró pasar de la primera hoja en Word, y ahora ¿cómo cortar y dejar allí su obra? concluida, bella, magnífica; pero no perdamos el hilo, esa es otra lección.
Nadie dijo que era fácil, como todo, es cuestión de práctica; hacerlo divertido y a gusto, adorne y pinte los textos, pero no mienta, porque la verdad es lo único que nos queda; solo gozársela, porque al final, la vida es un carnaval.