Estos días estando en casa se han convertido en un periodo de aprendizaje, como marketeros es nuestro deber activar nuestros sentidos al mundo, ver en qué dirección se mueve, tratar de sentir cómo siente la gene y crear campañas que vayan en pro de esos sentimientos, uno de los puntos clave que he desarrollado es la habilidad de tomar mis propios sentimientos como referencia para ver si se alinean con los de las demás personas a mi alrededor, para de esta forma poder tomar decisiones que me lleven a estrategias más efectivas.
Aunque suene como una práctica poco ortodoxa, tengo que admitir que los resultados se ven reflejados de forma positiva en los resultados de las campañas que realizo, y ese es el momento de satisfacción, cuando seguir tu instinto paga con creces tu apuesta.
Ciertamente en los últimos días me he sentido un poco nostálgico sobre la vida, he tenido la oportunidad de contemplar mis emociones y darme cuenta que a menudo soy más solidario y quiero apoyar a esas personas a las que mi dinero les puede significar una transacción gratificante que valla más allá de una simple compra. Al mismo tiempo, he tenido la oportunidad de involucrarme en proyectos en donde las emociones y los sentimientos tienen una alta preponderancia al momento de realizar la transacción, y he notado que aunque las personas están distanciadas, sus lazos siguen fuertes y firmes, sin embargo no quieren que la magia se acabe y es precisamente que su mayor temor (sentir la distancia y no poder expresar todo lo que se siente por esas personas queridas) lo que hace que la registradora suene.
Eso me lleva al centro de esta entrada, hoy, las emociones están volviendo al centro de la conversación en las campañas de marketing, lo hagan de forma directa o indirecta, lo cierto es que marcas como Arturo Calle están usándolas en pro de crear mensajes altamente poderosos que resuenen en las almas de sus clientes, el apoyo, la solidaridad, el amor y la empatía son los materiales esenciales que moldearán el rumbo de el marketing y la publicidad en los siguientes meses, y será una tendencia que se extenderá en la medida en que la nueva normalidad sea obsoleta, sin embargo mientras que estemos en nuestras casas, no podamos ver con frecuencia a nuestros amigos y familiares, y haya personas allá afuera que podamos ayudar, estaremos creando mensajes que muevan fibras en torno a todas estas emociones.
Sea que sea una tendencia pasajera, o que haya llegado para quedarse, lo cierto es que hoy estamos creando mensajes que están hablando menos del producto y más sobre cómo nos vamos a sentir si lo compramos o si se lo regalamos a esa persona que extrañamos, a su vez si el mensaje está enfocado en sentido opuesto (en cómo se va a sentir esa persona que vamos a sorprender o ayudar), será una estrategia válida que hará de las campañas en torno a estos productos sean supremamente ganadora, o lo serán en la medida en que la tendencia se mantenga.
¿Están listos para subirse al marketing 5.0?