Vemos desde hace dos años y medio como el mundo se ha expuesto a una clara y notoria transformación en la forma de llevar las dinámicas organizacionales. Una etapa que ha traído implicaciones para las industrias como en el mercado laboral, donde gran parte de la fuerza laboral se mudó a la virtualidad por condiciones de fuerza mayor en momentos donde las organizaciones aún, en su mayoría, no estaban preparadas para afrontar este cambio.
Hoy, cuando estamos retornando a una nueva “normalidad”, los directivos luchan por encontrar el modelo ideal de cómo gestionar su talento e incrementar la productividad y eficiencia necesaria para llevar los negocios en momentos de gran adversidad y desafío, además está claro que la preferencia en los ejecutivos por modelos de teletrabajo y alternancia son los más apetecidos por la fuerza laboral en general.
Lo anterior se debe a que el trabajo en casa se asocia para todas las generaciones, sumado a otras variables como una mejor calidad de vida y un manejo más eficiente del tiempo por la complejidad en los desplazamientos, aspectos cada vez más recurrentes que dejan entrever los ejecutivos en los procesos de búsqueda entre sus motivadores.
Por tal motivo, los modelos híbridos cada día ganan más adeptos, sobre todo cuando los colaboradores no desean renunciar del todo a la posibilidad de tener la flexibilidad de combinar las dinámicas del trabajo presencial con las bondades que ofrece el trabajo en casa.
En Talengo observamos cómo ejecutivos de diferentes sectores y disciplinas advierten que el beneficio de trabajo en casa (indiferente del número de días) es algo de gran valor para equilibrar la vida laboral la personal. Cuando se les habla de una oportunidad laboral, este es un factor crucial para querer aceptar una propuesta, más allá de que exista una alternativa interesante en lo salarial o desde lo profesional.
Como conclusión, se podría decir que aún nos encontramos en una fase de experimentación y no hay una verdad absoluta sobre el modelo ideal en esta materia, pero lo que sí es claro es que en la última década se han dado más cambios que en los últimos cien años y se aceleraron hábitos y comportamientos que se venían dando paulatinamente y que con la evolución tecnológica y la era digital eran obligatorios.
Será importante poder poner en una balanza los pros y los contras de los modelos que hoy nos rigen, aunque nada es perfecto y existe la necesidad de tener en cuenta las amenazas para contrarrestarlas. No hay que perder de vista la importancia de las dinámicas de trabajo en equipo y de socialización como aspectos invaluables para crear una cultura organizacional.
Poder construir espacios en los que se desarrollan ideas compartidas para llevar a las empresas a otro nivel, en donde el contacto y relacionamiento directo entre las personas de una organización es imperativo.
Todo en la vida es un equilibrio y desde esa perspectiva los modelos híbridos parecen ser una de las mejores alternativas. Hay que aprovechar el terreno que se ha ganado para seguir construyendo. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, en América Latina y el Caribe se estima que mientras en 2019 solamente el 3 por ciento de los trabajadores se encontraba bajo la modalidad de teletrabajo. La cifra se incrementó entre un 10 y un 35 por ciento durante la pandemia. Aun así, el concepto clave será encontrar los esquemas que permitan un equilibrio razonable entre la virtualidad y la presencialidad.