En esta nueva era de los servicios financieros, donde cientos de años de tradición bancaria dejan paso a nuevos modelos de relación basados en tecnologías digitales, las instituciones financieras necesitan ser más competitivas y buscar en todo momento la diferenciación.
El caso de Colombia no es una excepción, pues con la expedición del Decreto 1297 de 2022 se modificó el Decreto 2555 de 2010, relacionado con la regulación de las finanzas abiertas, u open banking, convirtiéndose en el tercer país latinoamericano, precedido por Brasil y México, en permitir el intercambio de información de los consumidores financieros entre los diferentes actores.
Pero ¿qué es el open banking? El concepto hace referencia a la apertura de información de los usuarios a terceros y define un ecosistema financiero en el que el cliente pasa a ser el principal actor de la relación debido a que la información ya no es de la entidad financiera sino del usuario.
Ese valioso activo, que los bancos tradicionales celaban y resguardaban, ahora es propiedad absoluta de todas las personas bancarizadas y les concede el poder como usuarios y la capacidad de decidir con quién quieren compartir esa información financiera. Esto, a su vez, genera ecosistemas que utilizan esa data para la creación de productos más fáciles de consumir, entender y apropiados para la cotidianidad de las personas.
El modelo de banca abierta crea valor tanto para clientes como para entidades financieras y no financieras que forman parte de este nuevo ecosistema, aunque su regulación alrededor del mundo es un tema aún en desarrollo.
En el marco del evento “Banca del futuro y open banking en LATAM”, Luis Olmedo, head of banking strategy Americas de NTT DATA, destacó la regulación colombiana dentro de la región y comentó que “la normatividad colombiana me ha sorprendido gratamente, ya que el regulador deja bien claro que lo que busca es ayudar a la industria financiera y al cliente”.
Los beneficios del open banking también se dan al momento de trabajar colaborativamente entre entidades financieras y no financieras, permitiéndole al ecosistema brindar servicios que lleguen más lejos y sean verdaderamente inclusivos. Esto es relevante especialmente en regiones en los que más de un 30 por ciento de la población no puede acceder a servicios financieros de manera sencilla.
“El evolución que ha tenido la banca abierta a escala mundial ha dado un oportunidad a las organizaciones en tres aspectos: primero, hacer que las entidades ajusten sus modelos para ofrecer productos en ambientes digitales; segundo, entregar servicios de tecnología por parte de entidades financieras, y por último, complementar ofertas actuales con productos de terceros”, afirma Ana María Tobar COO ADL Aval Digital Lab Colombia.
La banca abierta supone una revolución en la manera de ofrecer servicios financieros a clientes y usuarios, y se convierte en un desafío para encontrar el talento con la experiencia necesaria que permita la implementación de estas nuevas tecnologías.
“El open banking conlleva un compromiso responsable y consecuente de todos los actores de este ecosistema, quienes son los que generan nuevas oportunidades en sus comunidades y negocios”, concluye Luis Olmedo.