Colombia está atravesando uno de los momentos más difíciles de su historia económica, el Covid-19 ha puesto a la mayoría de los negocios en jaque, desde restaurantes hasta comercios minoristas, muchos han tenido que tratar de encontrar formas de apalancar sus negocios para salir adelante. Sin embargo, esto no solo les pega a los pequeños negocios, las grandes superficies también se han visto enfrentadas a tener que pagar nóminas de empleados y mantener rentas de sus negocios. Sea cual sea la industria que se observe lo cierto es que nadie está pasando por un buen momento gracias a la pandemia.
¿La solución?
El gobierno desde antes que comenzara la crisis sanitaria había decretado la jornada del día sin IVA, y esta medida no ha podido caer en mejor momento, se prevé que estos 3 días libres de impuestos recauden un total de $4 billones de pesos, cifra nada despreciable si se piensa en la situación actual de la economía del país.
El único punto débil de esta estrategia, es que estas actividades benefician sobre todo a las grandes superficies, que en las dos jornadas anteriores han sido el centro de atención y donde se han visto reflejados el mayor número de ventas. Desafortunadamente para los pequeños negocios las cosas no han ido tan bien, es sensato pensar que, si muchos grandes negocios no estaban preparados para el comercio electrónico, no podría esperarse más de los negocios de pequeños empresarios, que hace 6 meses no esperaban verse forzados a entrar al mundo del comercio electrónico de una forma tan abrupta.
¿Qué hay de malo en ser pequeño?
No solo las pequeñas marcas y negocios se han visto forzadas a entrar al mundo del comercio electrónico, también algunas que lo han hecho se han visto forzadas a bajar sus precios para poder “competir” de alguna manera con los precios ofrecidos por las grandes superficies. Es claro que cuando se compra productos a gran escala se pueden marginar los costos, pero ¿qué tan fácil resulta marginar costos cuando se es una pequeña empresa?.
Ahí está el problema de ser pequeño, no solo se debe salir a competir con menos herramientas, también se debe salir a competir contra los grandes negocios, que no solo cuentan con cadenas de suministro y de negocio más robustas, sino que también pueden bajar sus precios haciendo que la competencia simplemente no exista.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
Es increíble ver cómo los consumidores nos encargamos en cierta forma de terminar con las ilusiones y las posibilidades de sobrevivir de los pequeños negocios, no solo esperamos que estas marcas y empresas tengan un precio competitivo, también esperamos que, por comprar dos o más unidades, estos negocios nos hagan una “rebajita” por la mega compra que les estamos haciendo. Sin embargo pregúntese si alguna vez usted le ha dicho a la cajera de Falabella que le haga una “rebajita” por llevarle dos o más productos, o mejor aún ¿le harían la rebajita, o lo mirarían como bicho raro?.
Eso me lleva a pensar, ¿Por qué tendemos a sacar provecho de la situación de los negocios pequeños y aprovechamos la necesidad de vender que tienen para obtener un beneficio adicional?
Es momento de cambiar y apoyar a los pequeños
No debo recordarle que en estos momentos todos necesitamos sobrevivir, y eso solo sucede si colaboramos entre todos, si dejamos de pensar en ganarle $10,000 o $30,000 pesos en rebaja a ese negocio que todos los días abre sus puertas con esfuerzo, y que esa “rebajita” que usted le pide pícaramente significa en la mayoría de los casos el margen o guanacia que ellos hacen de esa venta.
Ha llegado el momento de dejar de pensar en la “rebajita” y más bien tener un poco de empatía y mejor comenzar a pensar en darle a todos estos negocios una “propinita” que les permita salir adelante en esta situación tan difícil. Si este mensaje no logra llegar a su corazón entonces piénselo de esta manera, ¿si usted tuviera un negocio en estos momentos, cómo se sentiría si le pidieran una rebajita?.
Unámonos para salir adelante.